Tradicionalmente se han considerado a los alucinógenos como la droga psicodélica de los años 60, asociada a la experimentación y a la nueva clase acomodada que surgió en EEUU después de la Segunda Guerra Mundial. Los efectos que producen a los consumidores son especificados más adelante según el tipo de alucinógeno considerado si bien son consumidos por su capacidad de alterar la percepción de la realidad, manteniendo el estado de conciencia intacto. Su consumo está asociado a entornos como pueden ser las discotecas, pubs, bares o fiestas de ahí que reciban el nombre de “drogas recreativas”. Sobre los datos de prevalencia se considera su consumo como marginal comparado con otras drogas más generalizadas (cannabis, cocaína, alcohol), variando las cifras en función de la fuente consultada. El informe del Observatorio Europeo de las drogas y las toxicomanías del año 2008 afirma que la prevalencia de consumo de LSD a lo largo de la vida entre la población adulta (15-64 años) oscila entre casi 0 y el 5.4%. En el caso de los jóvenes adultos (15-34 años), la prevalencia a lo largo de la vida es algo superior (de 0.3% a 7.1%), aunque se indican niveles de prevalencia inferiores para los individuos de 15 a 24 años. El consumo de LSD se ve superado con frecuencia por el consumo de hongos alucinógenos, que en el caso de los jóvenes adultos presenta estimaciones de prevalencia a lo largo de la vida de entre el 1% y el 9%, y estimaciones de prevalencia durante el último año de entre el 0.3% y el 3%
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